Economía durante la Dictadura de Primo de Rivera

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La economía española durante la dictadura de Primo de Rivera se caracterizó por el intervencionismo y las inversiones públicas que ayudado de la situación favorable de los años 20 permitieron crear un clima de prosperidad. Este nacionalísimo económico se hizo posible a través del Consejo Económico Nacional que era el responsable de fijar la política económica. Mediante su actuación se fomentó la producción, sobre todo de los sectores considerados como estratégicos: minería, transportes, siderurgia y naval. Se protegió el mercado aplicando una política proteccionista y el Estado invirtió directamente con la financiación de obras públicas, como carreteras, pantanos y ferrocarriles.

Además, se concedieron monopolios, como la explotación de la telefonía por Telefónica o CAMPSA para la importación, refinado y posterior venta de petróleo. 

Regiones ya industrializadas como Cataluña o el País Vasco vieron un incremento notable en los puestos de trabajo y en la prosperidad económica, se consiguió pasar por primera vez de un 57% de mano de obra dedicada a la agricultura  aun 45%. Se estaba consolidando un modelo que iba permitir el desarrollo económico de unas zonas y el estancamiento relativo de otras.

A partir de 1925, ya con el gobierno de Calvo Sotelo Europa comenzó a experimentar una expansión económica. En España se puede decir que fue el momento a partir del cual se empezó a notar esta prosperidad y las autoridades económicas empezaron a tomar medidas para estabilizar la peseta.

La actuación estatal permitió una notable la reducción del paro y el crecimiento económico. La cara negativa vendría dada por el endeudamiento público dejando al Estado sin fondos para hacer frente a la crisis de los años 30. El sindicato socialista formó parte de la Organización Corporativa Nacional donde se agrupaban a empresarios y trabajadores para resolver sus diferencias mediante la negociación.